domingo, 28 de diciembre de 2014

En el bosque de Madrid


Fotos: Jorge Crooke


Dejando atrás el bullicio de la Gran Vía madrileña y adentrándonos por la calle Hortaleza hasta que deja de ser transitada de manera desbordante, en el número 63, nos encontramos con la manzana que hasta el año 1995 ocupaban las Escuelas Pías de San Antón y su solar, donde se erige desde 2012 la sede del Colegio de Arquitectos de Madrid.
Lo primero que nos encontramos de esta manzana del centro de la capital en su esquina con la calle Farmacia, es la Iglesia de las Escuela Pías y acto seguido la fachada del Colegio de Arquitectos, sobria, ordenada, limpia y de estilo clásico que incluso puede pasar desapercibida, mimetizada en el entorno  recayente a la calle Hortaleza. Dentro de esa serie ordenada de aberturas en planta baja, la primera de ellas se convierte en pasaje que nos invita a adentrarnos al interior de la manzana, cobijándonos y dando acceso al edificio colegial con su sala de exposiciones/hall de entrada y la desbordante apertura al luminoso patio. La sede del COAM se ha convertido en un espacio vivo de convivencia ciudadana donde la Arquitectura se acerca a la población en todas sus formas de expresión, ya sea en espacios culturales de relación con las artes, exposiciones o mostrando toda su actividad a través del patio y su fachada acristalada.
La sede se presenta de esta manera, como lugar para todos los ciudadanos, donde poder realizar todo tipo de propuestas, abierto sin condición alguna a los paseantes y otros usuarios que tiran mano de los servicios que la intervención ofrece, ya sean las salas de exposiciones volcadas al patio, que actúa como una suerte de oasis en el colmatado centro de Madrid, el aparcamiento que se esconde en sus entrañas o el ala de equipamientos municipales de su lado oeste que encierra una piscina  y un gimnasio además de otros espacios culturales. Sin duda una macrointervención para lo que es un centro histórico de una ciudad como Madrid que viene a mejorar los servicios a la ciudadanía que tan difícil tienen para ofrecer estas zonas de nuestras ciudades.


Fuente: www.encompaniadelobos.com
Fuente: www.arquitecturaviva.com

El arquitecto Gonzalo Moure firma la actuación, presentada con estas palabras por la revista Arquitectura Viva en febrero de 2012: 
"Tras la firma, en 2005, de un convenio entre el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y el ayuntamiento de la ciudad, se convocó un concurso de ideas para la construcción de la nueva sede del COAM y un conjunto de dotaciones municipales (escuela de música, piscinas, escuela infantil y centro de mayores) en el solar de lo que antaño fueron las antiguas Escuelas Pías de San Antón, un edificio ruinoso del siglo XVIII, emplazado en el corazón histórico de la ciudad y definido por la presencia singular de una iglesia de origen barroco (proyectada por Pedro de Ribera), cuya rehabilitación también contemplaban las bases del concurso. Con estas premisas, el proyecto se planteó a partir de dos miradas complementarias. Una larga, mediante la cual, y atendiendo a la posición estratégica del solar respecto de su entorno, se creó un jardín arbolado (concebido como un remanso verde en la densa y bulliciosa trama urbana) y se puso en valor la fachada del antiguo edificio gracias a una logia mirador que dota de unidad de cornisa a toda la intervención. Y una mirada más corta, consecuente con todo este cuidado urbanístico, pero más atenta al rigor constructivo y a los detalles con el fin de dotar de una atmósfera adecuada a cada uno de los ámbitos que forman el complejo programa del edificio. Abiertas al jardín, las dependencias de la nueva sede del COAM se estratifican de modo que las áreas culturales, más públicas, se disponen en las entreplantas de acceso, mientras que las zonas de oficina —sencillas, funcionales y concebidas como ‘talleres’— ocupan las plantas superiores, en una secuencia que culmina en una logia acristalada, protegida de la radiación solar. Por su parte, la escuela de música, colindante con la iglesia, ocupa el ala más resguardada del edificio, y organiza su programa en torno al espacio en doble altura de la antigua sacristía. El resto de equipamientos municipales se organiza en una pieza que se remata con las piscinas, situadas en la planta superior y concebidas como singulares e inadvertidos miradores sobre la ciudad."

En el bosque interior, en un cubo independiente se ubica la cafetería, recientemente restaurante, regentado por la empresa En compañía de lobos que cuenta con otros espacios tanto en Madrid como en Barcelona. Apenas unido a este cubo, en el ala que aparece marcada en el plano como publicaciones, se desarrolla la sugerente sala principal del restaurante. En este pabellón, envuelto por luz por todos sus costados, puedes disfrutar de una cuidada cocina en un ambiente cultural intenso.

Además de la sala principal, también te puedes sentar en la terraza o en la barra, donde no podrás dejar de echar un ojo a todo lo que se cuece entre sus fogones. La cocina de Bosco de lobos rebosa de frescura, predominando en su carta las ensaladas y las pastas, además de platos más españoles seleccionados en el apartado de entrantes, como las croquetas, verduras, frituras o mejillones, y también carpaccios, risottos y un variado de carnes y pescados sobre los que elegir.
Imprescindible realizar reserva porque su salón es muy codiciado para comidas o cenas de amigos debido a lo acogedor que es su ambiente. Por el precio no hay que alarmarse, puesto que las raciones son bastante contundentes (sobretodo la pasta y los entrantes para compartir) así que no es difícil poder salir por menos de 25 euros por cabeza. Si a eso le sumamos que la atención es excelente, creo que se convierte en una buena propuesta donde ir a comer en tu próxima visita a Madrid para desconectar después de una agotadora mañana de compras.

Fuente: www.encompaniadelobos.com
Fuente: www.encompaniadelobos.com

viernes, 11 de febrero de 2011

Vitoria. Silencios en la tarde

Normalmente viajamos para ver lugares de los que nos han hablado con entusiasmo, ciudades que aparecían en el suplemento de viajes del periódico del domingo o en un reportaje en televisión, mundos lejanos sobre los que hemos leído y fantaseado con sentir en nuestras carnes y percibir con nuestros sentidos nuevas experiencias; al fin, viajes donde no te puedes permitir el lujo de dejar pasar un segundo sin tachar líneas de la lista de lo que hay que visitar. Pero hay veces en las que viajar puede servir también para alejarnos de la monotonía, poder aparcar las actividades cotidianas y poner tierra de por medias para evadirnos, sin horarios, sin teléfonos móviles ni ordenadores. Hoy propongo un paseo en soledad de los que se necesitan de tanto en cuanto, o acompañado siempre que sea de una de esas personas con las que los silencios prolongados no se hacen incómodos. Esta tarde paseamos por Vitoria, una ruta que conecta tres iglesias singulares con una calidad espacial apabullante en las que va a ser sencillo permanecer y dejar pasar el tiempo.
Generalmente, acudir a una iglesia se asocia con uno de los dos perfiles siguientes: el turista que visita el monumento o el feligrés que va a oír misa. Pero las iglesias a las que hoy nos dirigimos ni son edificios históricos plagados de visitantes ni vamos a ellas porque seamos cristianos practicantes. Vamos en busca del silencio, no porque sea Vitoria una ciudad ruidosa, todo lo contrario, pero por hacer un alto en el camino para pensar y descansar.
Empezamos el recorrido en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, situada en el extremo de una manzana triangular dando frente a la Avenida de Gasteiz, que sería como la Gran Vía del virtual ensanche vitoriano. Realizado entre 1956-58 por Javier Carvajal en colaboración con José María García-Paredes, el edificio se aferra a la geometría del solar y la nave se presenta como una flecha que converge hacia el altar, aires renovados para esta nueva visión de la arquitectura religiosa provenientes del Concilio Vaticano II.

En su conjunto se trata de uno de esos por desgracia escasos casos donde el edificio da más de lo que se le pedía. Ofrece la zona de acceso como espacio para la ciudad y coloca la torre campanario exenta, como hito que se eleva y oculta una horrorosa medianera. En cuanto al interior, el espacio triangular focaliza nuestras miradas hacia el altar. La cubierta se sustenta con una estructura de cerchas metálicas vistas, sinceridad constructiva en aras de aproximar el trabajo con la fe. El confort interior y la sensación intimista se logra con el empleo de materiales como la madera y el ladrillo, iluminando la nave central con luz natural homogénea y dejando el ala lateral de menor altura, donde se sitúan las capillas y la sacristía, en penumbra.

De nuevo en la calle, nos dirigimos ahora hacia la Iglesia de Nuestra Señora de la Coronación. En el camino, podremos comprobar el especial cuidado que la ciudad presta al espacio público en todas sus escalas, desde las marquesinas para el tranvía hasta los alcorques de los árboles especialmente diseñados acorde con los motivos del pavimento. Bordearemos el casco histórico, la almendra como se la conoce, hasta que al girar la esquina de la calle Eulogio Serdán, el esbelto campanario captará nuestra atención.

Diferenciando a la otra iglesia, en esta ocasión el edificio se encuentra aislado pero rodeado por la edificación colindante, que no debería ser más alta que la del campanario, pero que como ya sabemos, esas buenas intenciones se quedan sólo en el papel. Este proyecto de 1957, al igual que el de Nuestra Señora de los Ángeles, forma parte del plan que impulsó el obispo Francisco Peralta Ballabriga para modernizar las iglesias que se debían construir en los nuevos barrios de Vitoria, postconciliares, donde se les diera más importancia y protagonismo a los fieles, cosa que necesariamente afectaba a la arquitectura del templo.

Miguel Fisac valora en su obra los aspectos escultóricos de muchas de sus piezas como son en este caso los tubos de acero curvados que soportan la cruz en la torre campanario, y colabora además con artistas como con las vidrieras de Francisco Farreras y el abstracto vía crucis y crucifijo de Pablo Serrano que vuela sobre el altar. En el interior de Nuestra Señora de la Coronación, Fisac desarrolla todo tipo de estrategias para potenciar la focalización hacia el altar: una ligera inclinación del plano del suelo, la curvatura del techo y el muro curvo. Con la iluminación se alcanza un dramatismo especial al captar los rayos de sol de oeste a través de unas ranuras verticales sobre el muro tectónico y estático de la derecha, mientras que la apertura de encima del altar baña de una manera más uniforme el muro derecho blanco. El dinamismo de un muro contrasta con la estaticidad del otro en el que se ubican los usos complementarios, como son la capilla y la sacristía. Se alcanza pues una arquitectura basada en la racionalidad, en el uso conciso de los materiales y con una cualidad ética: cumplir una función social.

El acceso al recinto es toda una declaración de principios, produciéndose en ese punto una gran compresión del techo donde se colocará el coro para que así el proceso de entrar al templo sea más marcado y nos ayude a separar el mundo del exterior del interior. Claramente se demuestra la religiosidad del arquitecto, tanto en esta como en el resto de su obra.

Ya bien entrada la tarde, pero dejando margen para llegar a la última iglesia para poderla ver con iluminación natural, me dirijo a San Francisco cruzando el parque de Molinonuevo.

La descomunal iglesia que proyecta Peña Ganchegui en 1968 se encuentra exenta en una gran manzana, con una forma claramente cuadrada y con aspectos muy geométricos y brutalistas en su estética exterior. El interior es simplemente sorprendente. Una vez sorteamos los muros y angostos pasillos tras cruzar la entrada, se abrirá ante nosotros un gran espacio a modo de polideportivo, donde el altar quedará a nuestra espalda.

Este interior se concibe como una parte de ciudad, una plaza porticada y cubierta, donde en su perímetro se suceden las aulas de enseñanza, pequeños cubículos rodeados por un serpenteante muro de hormigón, y que desgraciadamente en la actualidad aparecen techados. Sin duda este es el espacio más abrumador y exageradamente imponente por su extensión, adecuado para disfrutarlo en silencio, pero tampoco extrañaría verlo rebosante de bullicio como si de esa plaza se tratara.

Tras estas tres visitas, llenas de momentos para descansar la mente y la voz, ya sólo queda enfilar el rumbo al centro histórico, a tomar unas cañas y unos pinchos en los bares de la calle Cuchillería.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Madrid. Tras las huellas de Victor Hugo

El musical de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg celebra este año el 25 aniversario de su estreno en el Teatro Barbican de Londres. Con una renovada producción de Cameron Mackintosh, basada en las ilustraciones del propio Victor Hugo, Los Miserables llega al Teatro Lope de Vega de la Gran Vía madrilena de la mano de Stage España. Estrenado en Broadway en 1987, recibió 8 premios Tony y puede presumir de ser el musical con más años de permanencia en la historia del West End, donde aún puede verse. Es la segunda vez que el musical se pone en escena en nuestro país, después de su presentación en el Nuevo Apolo en 1992, donde anecdóticamente ya contó en su reparto con las caras de Enrique R. Del Portal y Eva Diago, esta vez en la piel de los Thenardier, y de veteranos como el valenciano Luis Amando.
Esta vez es un espectacular Gerónimo Rauch quien se pone en la piel de Jean Valjean, a quien de quien pudimos ya disfrutar en la reciente producción española de Jesucristo Superstar, formando tandem con Ignasi Vidal, en el papel de Javert. Completan el reparto el eurovisivo Daniel Diges, como Enjolras y nombres reconocidos de amplia trayectoria en teatro musical, como David Ordinas, Bestia en la reciente producción de la Bella y la Bestia, también de Stage, Carlos Solano, Danny Sucko en Grease, el Musical de tu Vida o Paco Arrojo, West Side Story, Aladdin o La Magia de Broadway, entre otros. Sin dejar de mencionar a caras más jóvenes como Talia del Val (Club Megatrix), Lydia Fairén (Eurojunior 2004), Virginia Carmona (El Club de Pizzicato TV2) o Guido Balzaretti (Disney Channel).

Por qué no hay que perderselo...
Una cuidada escenografía, a base de proyecciones y decorados que se transforman constantemente, junto con un vestuario, maquillaje... al detalle; la profesionalidad del elenco, actores top del género en nuestro país, todos ellos de amplia experiencia en el teatro musical, además de la química y la fuerza que transmiten, lo cual es apreciable desde la nota 1 de la partitura, del primero al último, del más veterano al más joven, desde los protagonistas a cualquiera de los que integran el reparto; una melodía impactante, con un ritmo que no permite desconectar en las prácticamente tres horas (descanso incluido) que dura la obra... Imposible no emocionarse Los Miserables es, por tanto, parada obligatoria para los amantes del género y para cualquier persona que aunque, no siendo fan del mismo, quiera un bautismo a lo grande en esto del teatro musical.
Entradas en platea alrededor de 60, aunque se pueden encontrar localidades desde 20 euros.

Así que si te planteas pasarte por Madrid cualquier fin de semana te damos algunas pistas para completar tu estancia...

Dormir sin vaciar tu bolsillo... Way Hostel
El auténtico concepto de Youth Hostel, junto a la parada de Tirso de Molina. Algo que no debes perderte, habitaciones sobre 20 euros, desayuno incluido e incluso puedes disponer de baño ensuite. Hablamos no sólo de una forma económica de viajar, sino de toda una filosofía: ambiente internacional y distendido, buen rollo y gente amable... A tu disposición facilidades como zona wi-fi, ordenadores, sala de estar con pantalla de tv, dispensador de agua o máquina de café. Te facilitan la ropa de cama y por un euro, te alquilan la toalla.

Más que un aperitivo o una copa en un ambiente alternativo... La Realidad. Gintonics y micropoesía
En su facebook se presenta como respuesta a "una carencia que se detecta no solo en el barrio en el que se ubica este espacio, sino en la totalidad de la ciudad. Un espacio de expresión para artistas emergentes además de un punto de encuentro entre los miembros de la comunidad artística madrileña. A lo largo de nuestra trayectoria en el ámbito cultural, hemos detectado que es casi siempre en los espacios de esparcimiento social -como un bar-, donde surgen las grandes ideas y proyectos. La Realidad tiene como voluntad ser un dinamizador del potencial cultural de nuestra ciudad." Perfecta declaración de intenciones para un espacio de propuestas tan variopintas como talleres de sombras para los más pequeños, showrooms de moda de las tiendas de la zona, lectura de tarot, presentaciones de libros o intervenciones de artistas urbanos en el mismo local, como la que pudimos apreciar de 3ttman, que, bajo el título Pinta y Colorea, propone un gran dibujo mural para pintar en el que los mismos clientes pueden participar con tizas de colores.
Corredera baja de San Pablo 51, 28004
Malasaña - Conde Duque



martes, 27 de julio de 2010

Atenas. Rentabilizando las horas


De la única manera que nos ha sido posible llegar a Atenas en vuelo directo a un precio razonable (Vueling Barcelona Atenas, 3 horas, 250€ ida y vuelta) es llegando a horas intempestivas. Lo bueno que tiene el aeropuerto de Elefterios Venizelos es que rebosa actividad las 24 horas del día. Tanto a la ida como a la vuelta hemos podido encontrar todos los servicios abiertos.El mayor inconveniente es la distancia con el centro de la ciudad, a más de media hora por la noche, no queremos ni imaginarnos esa distancia en hora punta, por lo que lo más aconsejable es desplazarse en metro. La línea 3 nos acerca hasta la Plaza Syntagma, kilómetro cero de la capital griega. Nosotros optamos por la opción de desplazarnos en autobús tras desestimar la posibilidad del taxi. Muchos taxistas no acaban de tener claro en qué consiste un taxímetro y dudamos que conozcan su funcionamiento, además de que tampoco se ponen de acuerdo con el precio de una misma carrera y se prestan mucho al redondeo a la alza; la ciudad es inmensa por lo que también intentan aprovecharse de la confusión de los turistas para sacar más recorrido a sus trayectos. Por estas razones, y porque realmente aunque lo pagues no vas a recibir un servicio de calidad, desaconsejamos la utilización del taxi siempre que se tengan otras posibilidades.
El autobús que nos lleva hasta Plaza Syntagma es el número 95 (40 minutos, 3.20€). Si nuestro destino es el puerto de Pireo, entonces tendremos que coger el número 96 (1 hora, 3.20€), el metro también llega hasta allí. La frecuencia de paso de los autobuses es de cada media hora durante toda la noche.
En la plaza Syntagma, cada hora se puede ver el cambio de la guardia ante el monumento al soldado desconocido en frente del Parlamento. Losevzones, con sus típicos atuendos, deben soportar el continuo asedio de los turistas ansiosos por sacar la preciada instantánea. Para nuestra desgracia no podemos ver el cambio de la guardia puesto que justo está amaneciendo, así que mejor será llegar cuanto antes al hotel para poder descansar al menos unas horas y afrontar así la visita a la Acrópolis de la mañana siguiente con mejor estado.
Nos hospedamos en el Athens Backpackers, situado a los pies de la Acrópolis junto a la parada del metro que lleva el mismo nombre. Se trata de un alberge de mochileros, donde se puede encontrar desde habitaciones compartidas a precios muy razonables, a estudios con cocina y salón para 2 o más personas. Para pasar unos días en la ciudad se trata sin duda de una muy buena opción puesto que la localización es inmejorable y además disponen de lavandería, consigna, bar o wi-fi en sus habitaciones, servicios que hacen su estancia más cómoda a los viajeros (1 noche en un estudio con baño, sofa, cocina y dos camas con desayuno incluido por 95€).
Las terrazas de las cafeterías de la calle Makrygianni empiezan a llenarse desde primera hora. Es una buena manera de coger fuerzas para emprender el ascenso hacia la Acrópolis. Dejamos las edificaciones atrás, y el suelo de mármoles y piedras perfectamente cortadas y dispuestas nos marcan una senda entre los olivos para finalmente conducirnos a la entrada al recinto (apertura a las 8 a.m. Entrada 12€, gratuita con carnet de estudiante).

Una vez cruzamos la Puerta Beulé y ascendemos por las escaleras, el Templo de Atenea Niké nos sorprende en frente y nos obliga a tomar un recorrido zigzageante hacia los Propileos. Superados los amplios escalones que hay hasta su llegada, al atravesar la zona cubierta nos sorprende a lo lejos la silueta del Partenón coronando la cima de la Acrópolis. Desde los miradores, la ciudad de Atenas aparece apabullante, inmensa, descomunal. Se pierde en el horizonte y la percibimos bulliciosa y caótica. Rodeando el Partenón encontramos las huellas de los templos no conservados y nos entretenemos observando las cariátides soportando el porche este del Erecteión.


Dispuestos a emprender el descenso por el lado norte de la Acrópolis, nos adentramos en el entresijo de callejuelas que componen el barrio de Plaka, donde podemos observar que pese a la gran urbe en la que se ha convertido hoy en día la ciudad, sigue guardando el carácter de pueblo griego donde los habitantes toman la calle como prolongación de sus casas y son habituales las conversaciones entre vecinos a media tarde o el desarrollo de trabajos artesanales junto al acceso a sus viviendas. Aunque si reducimos el paseo al trasiego sólo por las calles principales del barrio, lo que nos encontraremos será sólo la multitud intentando avanzar entre las mesas de los restaurantes y los expositores de las tiendas de suvenires. Como fondo de perspectiva de muchas calles, se yergue la imagen del Partenón como templo reservado para los Dioses por encima de la ciudad.

Los barrios de Plaka y Monastiraki son el lugar preferido por los turistas para comprar sus recuerdos. El inmenso mercadillo al aire libre en lo que se convierten cada día es sin duda un rescoldo palpable del pasado turco de la ciudad; no en vano Atenas fue territorio otomano entre los siglos XV y XIX, logrando la independencia del país en 1830.

Después de comer nos adentramos en el Nuevo Museo de la Acrópolis (junto a la parada del metro de Acrópolis, entrada gratuita con el carnet de estudiante) para poder ver los restos auténticos de la Acrópolis que se conservan y no fueron expoliados por Lord Elgin. El edificio de reciente construcción es obra del arquitecto francés Bernard Tschumi, y entre un número elevado de espléndidas esculturas que en su día decoraron el recinto, también se exponen las cariátides originales.

El museo, en una primera impresión da la sensación de que se encuentra fuera de escala y uno no halla justificación al giro que se produce entre sus dos grandes cuerpos superpuestos uno encima del otro. Pero tras su recorrido interior, podemos observar que la pieza superior reproduce la orientación y proporciones exactas del Partenón, elevándose sobre la otra pieza como si de la colina natural se tratase. Las 8 columnas en su lado corto por las 17 del lado largo también se reproducen en el nuevo museo, aprovechando así para poder exponer de una manera ordenada todo el material arqueológico recuperado (en cuento a metopas y triglifos), así como las figuras del frontón principal que también se hallan expuestas.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Delicias orientales en Valencia

RESTAURANTE SESAME. VALENCIA.

En pleno centro histórico de Valencia, a medio camino entre la Lonja y el Micalet, podemos realizar una perfecta parada y saborear los mejores platos de países como Marruecos, Turquía o la India.

No busques ambientación oriental excepto en pequeños detalles. El local es más bien agradable por su ubicación pero un tanto globalizado en su decoración, tal vez romántico dependiendo de quién te acompañe.

En la carta, podemos encontrar una gran variedad de platos que no dejarán indiferente a nuestro paladar: ensaladas con infinitud de complementos, salsas de todos los sabores, carnes especimentadas, cuscús, humus,...

Completa tu comida con uno de los deliciosos tés que ofrecen, y asegurado está que pasará tiempo hasta olvidar todos los sabores experimentados.

En cuanto al precio, existen menús durante el día. Para cenar, compartiendo platos se puede pasar con poco más de 20 euros por persona.